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jueves, 19 de enero de 2017

Snuff, la sexualidad del Futuro

La rutina es un juego perverso que toda la humanidad está obligada a jugar, y el destino es el tallador que va tirando sus cartas sobre todos los individuos.
A veces nos tocan cartas buenas, a veces malas.
A veces hay cartas que nos deprimen y nos hacen reflexionar, otras nos alegran haciéndonos pensar que la rutina se ha roto y que un nuevo ritmo de vida ha vuelto a empezar, pero la rutina es rutina y como en todo círculo vicioso terminamos en el mismo punto.
Pero hoy jueves a las 9:30 de la mañana el destino ha decidido jugarme de sus bromas más pesadas.
Recibí el diario, como todas las mañanas, preparaba el mate y hacía unas tostadas. Ojeé el periódico de costumbre, pero la noticia policial de la página 12 congeló la sangre de mis venas.

Matías García fue encontrado muerto en un garage abandonado en la Ciudad Vieja. Estaba tendido en un colchón en el piso, y sus muñecas atadas por cuerdas a la pared. Y un símbolo extraño dibujado por puñaladas sobre su abdomen describía el sufrimiento lento y doloroso que había pasado aquella noche hasta que le tocó el momento de morir.
Matías era mi mejor amigo, viví con él durante cinco años, hasta que dejamos la amistad el año pasado por problemas de convivencia. Para la sociedad, Matías importaba poco: un tipo sin familia, sin títulos importantes. Además, era muy poco soportado por su círculo de amigos.
Era de esas personas que cumplen la funcion de relleno en un grupo de amigos. Mientras él vivió conmigo, muchos pensaban que yo mantenía un romance con él, ya que sospechaban que él tenía una personalidad un tanto perversa y una identidad sexual poco definida.

Estoy de acuerdo en que Matías era un tipo extraño, misterioso. Siempre contaba anécdotas de su vida, que eran bastante asombrosas, enigmáticas y difíciles de creer. Pero más allá de eso, me gustaba su compañía, porque era uno de los pocos humanos que quedaban que difrutaban de la práctica del pensamiento y la reflexión. Con él era con quien yo me sentía por fuera de la rutina y mi vida cobraba algo de sentido, por más que después de cada reflexión uno siempre termina más vacío y depresivo al no encontrarle sentido a lo que se plantea.

Lo mas amenazante para el Uruguay, es que éste no era el único asesinato cometido en la misma forma y en las mismas condiciones. Matías era el tercer muchacho asesinado en un crimen sexual. Se trataba de un asesino en serie. Un Ku Klux Klan, un ultra derechista, un neonazi, alguien que buscaba homosexuales para exterminarlos uno por uno en su función que más le gusta.

Ese día fui a trabajar con un nudo en la garganta. Algo había cambiado la rutina. Algo había cambiado mis emociones. Ya no era el mismo. Al entierro de Matías, sólo había cinco personas presentes: yo, el amigo más allegado, y cuatro del grupo de las reuniones más frecuentes, pero que poco sentimiento de amistad tenían hacia él.
Unos días después, ya nadie más hablaba de Matías. Pero algo hacía erupción en mi interior, algo me llevaba a reclamar justicia por él. Y de alguna manera vengar su muerte o llevar a este maldito asesino en serie ante la justicia.

Ninguno de mis amigos se quería vincular a esta investigación, y a cualquiera le rechinaban los dientes al hablar del tema. Y en mi cabeza rondaban miles de preguntas. Poco a poco fui organizando mis contactos y decidí comenzar la investigación por mi cuenta.
El primero al que llamé fue Eduardo, un amigo lejano, que trabajaba en la policía. Le pedí por favor que me imprimiera lo más detalladamente posible todo el archivo policial sobre la descripción de la escena del crimen de Matías. Él accedió con gusto, siempre y cuando yo no divulgara la información.

Demoró una semana en llegarme ese documento, el cual contenía la siguiente información:

Miércoles 20 de abril, 22:13
Dirección del lugar: 25 de mayo 213
Tipo de lugar: Depósito fuera de servicio de edificio deshabitado
Condiciones del lugar: En malas condiciones higiénicas
Observación: Hombre caucásico sobre un colchón en el piso, fallecido por 17 puñaladas sobre el pecho y el abdomen


Abundaban detalles y detalles en lenguaje policíaco, pero los datos del forense fueron los que más me llamaban la atención. Matías demoró tres horas y media en morir.
Decir que murió por puñaladas es un error, ya que no hay cortes perpendiculares. Fueron cientos y cientos de cortes de forma paralela a flor de piel.
El artista pasaba la cuchilla lentamente como si lo hiciese con ternura, mientras esculpía ese extraño dibujo sobre la carne. Y además ese poema escrito en la pared con su propia sangre:

Esta noche te doy amor
Esta noche te doy dolor
La estrella más brillante
Es la que te guía por el tunel
Tus lágrimas humedecen mi deseo
Y tu sangre sellará la pasión
Y este cortejo que es un sarcasmo se define
Como la danza entre la Muerte y el Orgasmo


Guardé los archivos policiales y más allá de mis dificultades artísticas dibujé el extraño símbolo en un papel. Esa misma noche llamé a Gaston, un sujeto poco querido por la sociedad. Un tipo extraño, perverso, lo reconozco, es de esos tipos que se visten de negro y se maquillan los ojos.
Pero además de la extraña apariencia que adopta, lo peor fue cuando una vez por una denuncia de ruidos molestos. La policía lo encontró bailando en su casa con un cadáver de una mujer.
Nada ilegal: tenía los papeles porque un pariente suyo, por ser médico, tenía permiso para sacar cuerpos del cementerio. Pero creo que aún así es raro que un joven tenga en su dormitorio un cadáver en formol en un tanque de vidrio.

Más allá de que Gaston fuese un necrófilo definido, era un erudito, persona que se sabía de memoria La rama dorada (enciclopedia sobre todas las religiones paganas). Es de las personas más sabias e inteligentes con las cuales uno puede llegar a conversar o a conocer.

Esa noche llovía y granizaba. Gastón llegó a casa a eso de las doce de la noche. Como traído por el temporal, dejó su gabardina y el paraguas en el baño. De forma muy lenta, como si el transcurso del tiempo fuera tema poco importante, salió al balcón y encendió un cigarrillo.

- La luna esta en el zenit, lástima que por las nubes no la podemos ver. Enunció esas palabras con voz ronca y melancólica. - Lentamente me fui acercando hacia él por su espalda, le puse la mano en el hombro y le dije:

- Tengo un tema que me inquieta, necesito tu ayuda. Alguien mató a mi mejor amigo, y necesito saber qué pasó.

Luego de contarle todo lo que ocurrió, le entregué la hoja, con el símbolo hallado en el abdomen de Matías. Lo tomó lentamente con sus manos, y pude notar en el maquillaje grueso de sus ojos una expresión de melancolía, y casi como con dificultad me susurró las siguientes palabras.

- Sé más de lo que la gente sabe, pero mis conocimientos a nadie le importan, este símbolo pertenece a la adoración de un sucubo de una arcana religion babilónica llamado Ekiro.
La ceremonia constaba del sacrificio de un humano mediante la práctica sexual. Le hacían consumir a la víctima sustancias afrodisíacas poderosas y le pintaban el símbolo sobre el abdomen.
El sucubo bajaba en el avatar de una mujer y mantenía relaciones sexuales con la víctima. Entonces, cuando en el acto sexual se llegaba al orgasmo, al clímax, a su punto más alto, se atravesaba su corazón diecisiete veces con un puñal de sacrificio.
Se pensaba que luego de este sacrificio el alma de la víctima perduraría en el placer del orgasmo por toda la eternidad.
- Disculpame - dije yo con tono de confundido y palabras temblorosas. Cuando decís que el demonio bajaba en el avatar de una mujer, me estás diciendo que el demonio poseía el cuerpo de una mujer. ¿Entendí bien?
- Exactamente - me contestó con cara de arrogante.
- Mirá, yo no creo en demonología, ni creo en rituales, ¿pero estás insinuando que este asesino en serie es una mujer?
- Es probable. Dudo que un hombre, por más que conozca el ritual y la religión, se dignara a asesinar. Sí podría dignarse a ser asesinado, pero es seguro que el asesino que estás buscando es una mujer.

El diálogo de esa noche interrumpió mis sueños y mi descanso, y quedé toda la noche en una vigilia atormentadora. Eso cambiaba mucho las cosas. Eso significaba que Matías esa noche había salido con una mujer, el único romance femenino que tuvo hasta donde yo sé, y el que lo ha llevado a la tumba.

Días después continué mi investigación. Fui a la casa de los dos restantes asesinados, y les pedí a sus familias que me permitieran ver las habitaciones y las pertenencias personales de los fallecidos.
Pasé semanas buscando un patrón que los uniera, hablé también con sus amistades. El único patrón que encontré y que los juntaba a los tres era que todos tomaban un antidepresivo llamado Dumirox, pero, por lo que tengo entendido, el Dumirox es un antidepresivo que se le receta a la mayoría de la gente joven depresiva a causa de que no les baja el rendimiento sexual.

Un patrón reunía a las otras dos víctimas pero no a Matías. Por más que estaba seguro de que los dos no se conocían, concurrían a una disco llamada El Gehena, discoteca frecuentada por el público dark, y conocida por sus shows macabros y espectáculos bizarros.
Que yo recuerde Matías jamás me mencionó esa discoteca. No era de salir a bailar, ni de salir por las noches. La investigación se me estancó, pero un mes después observé algo que me llamó la atención, y pude encontrar el único patrón que los unía a los tres.

En la agenda de cada uno estaba el mismo número telefónico: 9023321. En la agenda de la primera víctima, estaba al final de la agenda, escrito en grande y subrayado, pero no describía de quién o de qué era.
En la agenda de la segunda víctima había una descripción, pero estaba tachada con corrector, y en la agenda de Matías figuraba la siguiente descripción:"A lo Mejor ---------------------------------- 9023321 ".

Sin pensarlo dos veces, agarré el teléfono y disqué. No llegó a sonar una vez, que me atendió una contestadora telefónica.
Mensaje simple y parco: “Usted se ha comunicado con el 9023321. No podemos atenderlo. Deje su mensaje, que nos comunicaremos con usted a la brevedad”.

Llamé a Eduardo nuevamente y le pregunté si me podía dar la dirección a la cual pertenecía este teléfono. A los dos días, me entero de que el teléfono pertenece a un local del centro situado en una galería de la Ciudad Vieja.
Pero lo que sí era raro es que esta galería quedaba a media cuadra de la disco El Gehena, cosa que ya comenzaba a despertarme las sospechas de que este boliche tenía algo que ver con lo que estaba ocurriendo.

Un jueves a las dos de la tarde me tomé un ómnibus destino a la Ciudad Vieja.
Era un día sórdido, gris y nublado. La gente caminaba como autómata por la calle, y ese día el silencio de todo el lugar ensordecía mis pensamientos.
Ansioso por encontrar el lugar, caminando por la peatonal Sarandí, vi muchos negocios abiertos, destinados al consumismo mediocre de la gente.
Llegué a dar con la galería. Era una edificación recién habilitada, y por lo tanto pocos negocios y locales estaban funcionando con ella.
A la entrada del corredor había una gran joyería, y en el medio una sucursal del cambio de monedas extranjeras y correspondencia de Western Union.
El resto eran todos locales vacíos, con sus vidrieras tapadas con papel de diario y con un cartel que decía “se vende o se alquila”.

El local al cual tenía que ir, y al que pertenecía ese misterioso número de teléfono, se encontraba al final del corredor. Una puerta de hierro ciego, cerrada con un candado, impedía mi ingreso a este misterioso lugar.
Era algo extraño, porque parecía más bien un cuarto de servicio, o el cuarto de los contadores eléctricos. No se parecía en absoluto a un negocio o a un local comercial.
Pasé varias semanas vigilando esta galería, pero nadie concurría a este local. De los dos únicos locales activos que tenía la galería, me podían dar descripciones sobre ese local ni quién concurría a él.

Los asesinatos habían cesado, y por lo tanto la policía se había desmotivado en seguir con la investigación, y mis conjeturas personales a pocos les importaban. Pero le seguí insistiendo a Eduardo para que me siguiese ayudando. Y se me ocurrió una idea que quizás pudiese fincionar.
La galería era poco concurrida debido a que tenía sólo dos negocios activos. Observé que el local de Western Union tenía una cámara de seguridad que apuntaba hacia la vidriera.
Quizás observando las cintas podríamos llegar a ver algo. El dueño de la empresa demoró mucho en acceder a mostrarnos las cintas, pero gracias a la ayuda de Eduardo, y trámites policiales de por medio, pudimos tener el acceso.

Pasamos días y días analizando las cintas hasta que algo apareció. Una muchacha iba caminando de forma ligera por el corredor hacia el interior de la galería, por lo tanto intuimos que se dirigía hacia ese local o por lo menos a su predio.
Para poder divisarla bien tuvimos que depurar bastante la imagen con una computadora. Y lo que obtuvimos no ayudó mucho.
Una mujer morocha, de pelo bien lacio, pantalón de vestir negro y musculosa negra, y el detalle más curioso a investigar es que tenía en el hombro un tatuaje de un dragón chino.

Mientras Eduardo se pasó toda la semana averiguando y cuestionando a la gente de la zona, sobre si habían visto una mujer similar a ella, yo me pasé buscando todas las casas de tatuajes de Montevideo donde hicieran ese modelo de dragón.
Era bastante extraño, porque los tatuajes más de moda son los trivales, esas figuras de muchas puntas. Es raro ver a una mujer con un dragón chino tatuado.
Di con un solo lugar donde hacían ese tatuaje, un lugar frente al puerto en el corazón de la aduana.

Un lugar de baja iluminación, tres personas en la sala de espera, que no bajaban su mirada en mí, y su penetrante mirada reflejaba todo su odio social que emergía en un escalofrío ascendente desde mis pantorrillas.
Espero un buen rato.
El lugar olía a éter y otros químicos que yo no distinguía. Al cabo de unas cuatro horas pasé a la “sala de operaciones”.
Un asiático de unos cuarenta años, degradado por el transcurso del tiempo y por la salitre del mar me miraba con extrañeza.

- Caballero, disculpe que lo moleste, pero ando en busca de una muchacha morocha, de entre unos dieciocho y veinticinco años de edad, que se hizo aquí este tatuaje - Se lo dije de forma un tanto preocupante e imperativa a la vez.

El diálogo me fue bastante dificultoso, ya que hablaba con un acento coreano o japonés. Lo que a duras penas le pude entender es que una muchacha asiática hace dos años vino a hacerse ese tatuaje. Me aseguró que era coreana porque hablaba el idioma a la perfección.
Lo que le llamó la atención es que tenía un problema en la visión, como una ceguera parcial, y lo más raro es que sus ojos eran celestes.
Es raro ver a una persona de raza amarilla de ojos celestes, ¿verdad? Pero creo que a esta altura todo se puede arreglar con lentes de contacto.

El panorama estaba bastante claro. Le dije a Eduardo despues de finalizar nuestras investigaciones, una mujer asiática que habla coreano, usa lentes de contacto celestes y además lleva un tatuaje de un dragón chino en el hombro.
Era un sábado de noche, día nublado y frío, me encontraba solo en casa, y me dio por pensar que en la famosa disco El Gehena es muy probable que supieran algo de ella.
Llamé al número telefónico, antes, como lo hice todos los días desde que comencé mi investigación, pero la contestadora automática siguió contestando y nunca recibí una respuesta humana del otro lado.

Me bañé, me vestí, y me fui preparando para ir a las doce de la noche a ese antro de almas en pena llamado El Gehena.
Salí de casa un tanto ansioso y un tanto con miedo, encendí un cigarrillo, y contemplé que en el hall de mi casa se encontraba Gastón, como un demonio taciturno que acecha a su presa.

- ¿Que haces acá? - Pregunté con voz de extrañado.
- Quiero que te detengas - me dijo. - Ya fuiste demasiado lejos y te estás comprometiendo demasiado, no te haces una idea del tipo de gente con la que estás tratando.
- Necesito que alguien haga justicia. Matías no se mereció lo que le pasó. Fue criticado y menospreciado, tratado como un homosexual, y su vida se fue en una noche de pasión con una mujer. Necesito erradicar esa enfermedad.
- Matías siempre fue un tipo extraño. Se vinculó con magia negra. Se encontró con la gente equivocada en el momento equivocado.
- Gastón, no quiero discutir más del tema. Voy a llegar hasta el final. Necesito que me ayudes. Busco a una mujer asiática con un dragón chino tatuado en su hombro y que además usa lentes de contacto celestes. Tú, que sabes de gente extraña que siguen los pasos del mal, ¿conoces a alguien así?
- ¿Lentes de contacto celestes? ¡Jajajajajajaja! ¡Pero qué incrédulo eres! Veo que no has escuchado nada de lo que he dicho.
- ¿Por qué te ríes? ¿Qué es lo que te resulta gracioso?
- La gente que es poseída por Ekiro pierde la pigmentación de los ojos.
- ¿Cómo? ¿Vos me estás diciendo que existe ese ritual de verdad?
- Cree lo que quieras, pero piénsalo. ¿Dónde has visto una mujer oriental de ojos claros? Esta mujer está metida en rituales y demonología pagana. Y una de las señales de la magia negra sexual es la pérdida de pigmentación en los ojos. Al principio quedan celestes, pero de a poco el iris y la pupila empiezan a borrarse y a diluirse. Créeme, hay mucha gente que tiene esa señal, sólo que andan con lentes oscuros y un bastón de ciego para disimular sus condiciones y marcas paganas.
- Esta conversación me está dando escalofríos. Gastón, voy a seguir investigando, y necesito tu apoyo.
- O.k., es tu decisión. Prometo apoyarte con lo que sé. Pero te estás metiendo en terrenos muy peligrosos.

Mientras iba en el ómnibus mis pensamientos y mis inquietudes no se callaban. Todo me daba vueltas y ponía en inseguridad todas mis creencias y mis paradigmas.
¿Me estaré enfrentando realmente a algo místico? ¿Existirán realmente esas cosas? ¿Hasta dónde quiero averiguarlo?
El ómnibus iba lleno de gente, y mi mano transpirada cada vez se aferraba con más fuerza al pasamano. Mientras mis diálogos internos y mis reflexiones se seguían cuestionando, mi estómago se cerraba cada vez más.

Al llegar a la discoteca, un portero desde una cabina me cobró y me dio la entrada.
Toda la discoteca estaba climatizada en una temperatura agradable.
Me acerqué a la barra, me pedí un trago y me senté en una barra a observar el entorno.
Muchas estatuas y pinturas sobre vampiros, gárgolas y otros demonios decoraban toda la discoteca, y la iluminación era lúgubre.
La gente: hombres y mujeres, vestidos totalmente de negro y con un maquillaje totalmente pálido, que reflejaban el amor y la pasión aguerrida hacia la muerte como lo haría un juglar enamorado de la doncella del castillo.
El piercing y la automutilación estaban de moda. Se veía mucha gente con la nariz y los labios perforados por plateados metales.

El ambiente del lugar era sumamente tranquilo.
Mientras el tiempo pasaba y la música depresiva me iba empujando más hacia el interior, me esforzaba por observar toda la pista y por encontrar a esta sospechosa mujer.
El tiempo pasaba y pasaba, pero nunca pude encontrar a nunguna ni siquiera parecida.

Pero no me iba a dar por vencido.
Pasé meses yendo a esa discoteca.
Fue un día cuando después de un show bizarro sobre piercing y automutilaciones, pasó algo que cambió mi vida a partir de entonces.
Después de las exhibiciones de las argollas enhebradas en la carne de la espalda y algún que otro freak colocándose tubos en la nariz y en los lóbulos de las orejas de tamaños exorbitantes, la discoteca se comenzó a vaciar.

Eran las cuarto y media de la mañana, un día viernes, y una puerta que daba como a un sótano del lugar se abrió y la poca gente que quedaba en la discoteca comenzó a enfilar hacia allí.
Me acerqué cautelosamente hacia a ese lugar y me mezclé con la multitud.
Un sótano completamente lúgubre, alumbrado por una luz azul que apenas dejaba ver las botellas de la barra y a la persona que atendía.

El lugar estaba también completamente iluminado con velas.
Me acerqué a la barra, y seguí en el boliche como si nada.
El tiempo fue pasando, y comencé a ver cosas que resultaban poco comunes a lo que era el buen comportamiento o el estereotipo social.
Un tipo de aspecto extraño comenzó a pasarle la mano por debajo de la ropa a una muchacha delante de todo el mundo, como si eso fuese lo más normal.
Y antes de que me asombrase por lo que estaba viendo, vi que todas las mesas estaban en tesituras similares.

Mientras una pareja mantenía relaciones sexuales en un rincón oscuro del salón, dos tipos recostaron a una muchacha sobre una mesa y comenzaron a desvestirla.
Los nervios se clavaron como agujas en mi corazón, y cuando ya me estaba poniendo nervioso y a punto de irme, una voz suave y dulce interrumpe mis pensamientos.

- ¿Te quedas a una after? - me dijo la muchacha que trabajaba en la barra mientras servía más whisky en mi vaso.
- ¿A una qué?
- A una reunión - repitió la muchacha que era una sombra oscura y libidinosa refugiada en la fuerte luz azul que encandilaba mi mirada.
- ¿Qué tipo de reunión? - Volví a preguntar extrañado.
- Sólo observa y disfruta - me contrestó la mujer acariciándome la mano y dejándome algo envuelto en un papel de aluminio al lado del vaso.
- ¿Y esto qué es? - me pregunté extrañado.

Lo fui desenvolviendo lentamente mientras tomaba un sorbo de whisky. Había una pastilla.
Cerré el puño y la apreté fuerte. Estaba desesperado. La situación me estaba desesperando. No entendía lo que sucedía a mi alrededor.
Lentamente, un tanto melancólico como sin nada que perder, coloqué la pastilla debajo de mi lengua y quedé concentrado mirando el piso por varios minutos.

Al principio me comencé a sentir mareado, pero luego vi cómo los dibujos del piso se diluían y poco a poco se iban fundiendo en mi imaginación.
La música también se fundía en mis oídos.
Ya no podía destinguir voces ni notas musicales.
Era un zumbido infernal, que me desesperaba pero a la vez me calmaba.
Paranoia y tranquilidad, emociones que en el estado anímico eran contradictorias, ahora en estos estados me daba cuenta de que podían convivir a la perfección.
Levanté la cabeza y vi a las personas. Todas eran siluetas en blanco y negro que se movían de forma cíclica en la pista de baile. ¿Cuál era mi papel? ¿Era un simple espectador de este circo macabro, o tenía un papel que cumplir?

Pasé mucho tiempo en esa discoteca y en esas reuniones.
Ya hacía un año de la muerte de Matías y pocos lo recordaban.
La vida seguía como un tren expreso que no se detenía en las paradas a ni siquiera recordar el pasado. Una persona se me acerca y se sienta en mi mesa: un tipo rubio alto de ojos claros y mirada innocente.

- Buenas noches, ¿me puedo sentar?
- Adelante.
- Hace tiempo que venís a este lugar, pero jamas te vi con nadie. ¿Acaso no te gustan las mujeres?
- ¡Claro que me gustan las mujeres! Pero aquellas mujeres a las que les gustan las relaciones sexuales en público no son precisamente las que busco.
- Te entiendo. No te preocupes. ¿Por qué no llamas a este teléfono? Se llama Lucía. Ella va a estar encantada de salir contigo. Y te conozco más de lo que vos creés.
- Gracias, Cupido - le respondí con gran sarcasmo y tomé la tarjeta con desgano.

Pero algo paralizó los latidos de mi corazón e hizo que el tiempo se detuviera, cuando vi que el número telefónico que estaba en la tarjeta era el teléfono de la maldita contestadora de aquella sórdida galería que venimos investigando desde hace meses. “¡Te tengo!”, me dije para mis adentros, salté de la silla y agarré a este tipo del hombro y lo empujé hacia una pared.

- ¡Qué! ¡¿Me estás tomando por estúpido, hijo de puta?!
- ¡Pará, flaco! ¡¿Qué te pasa?!
- Yo conozco este teléfono, hijo de puta, acá hay una contestadota automática.
- Sí, lo sé. Sólo tenés que llamarla y dejarle un mensaje en la contestadora. Ella sabrá cómo encontrarte y se presentará en tu vida como una casualidad. No te pongas violento, valor. ¿No te das cuenta de que estoy poniéndole significado a tu vida? Sólo te estoy dando lo que por tanto tiempo viniste a buscar.

Mi corazón y mi alma se nublaron de ira, y lo tumbé en el piso de un puñetazo.
- Andate a la mierda, asesino, maldito snuffer.

En eso la seguridad se encargó de sacudirme, golpearme y tirarme para afuera del boliche.
Quedé en el fango unos minutos: la paliza y la droga que había consumido me impedían reaccionar.

Al otro día, cuando me sentí mejor, llamé a Eduardo.
Le dije todo lo que había recabado, que era una empresa del crimen, que repartían el teléfono en las discotecas, se hacían pasar por una agencia de compañía, pero que luego terminaban matando a sus clientes.
Pasó el tiempo, pero poco se pudo averiguar. El teléfono estaba a nombre de una sociedad anónima ya disuelta, donde jamás se pudo probar mi teoría.

Hoy era un día domingo, ya era el sexto vaso de ginebra que me tomaba, y la depresión se iba desarrollando con el paso de los minutos.
Tomé el teléfono inalámbrico y disqué el teléfono de la maldita agencia snuffer.
La contestadora atendió como toda la vida lo hizo, y con voz temblorosa e insegura susurré:

- Hola, Lucía, mi nombre es Gustavo, no soy un tipo divertido, pero me gustaría tener una cita contigo para hablar de ciertas cosas. Espero ansioso tu respuesta.

Fue en una tarde cuando me encontraba merendando en la Plaza de los Bomberos, en un café frente a la plaza, que una muchacha de no más de dieciocho años se sentó en mi mesa y sorprendida gritó:

- ¡Gustavo! ¿Cómo andás? Tragué de golpe la media luna y apurado contesté.
- Hola, ¿cómo estás? Perdoname, pero no te recuerdo.
- ¿No te acordás de mí? Fuimos compañeros de clase en tercero, en el liceo 18.

Su apariencia me resultaba muy familiar, pero no lograba concretar el recuerdo al cual ella pertenecía.
Ella siguió hablando, su simpatía conquistó mi corazón como por arte de magia.
La invité a tomar un café y conversamos toda la tarde.
Sabía todo sobre mi vida, todos los pasos que di.
Me esforzaba por recordarla pero no podía.

Salí muchas veces con ella, la acompañé a la casa, nos hablamos por teléfono, y el tiempo y el destino, como obra del Tao, fue juntándonos hasta que comenzamos una relación amorosa.
Una noche en casa estabámos borrachos los dos y un poco desorientados por los efectos de la marihuana.
Eran las cuatro de la mañana y ella estaba totalmente dormida.
Fui al baño, me mojé la cara y comí algo de lo que me había quedado de la cena de anoche.
Luego sentado en el living comedor, me puse a mirar fotografías de mi pasado, con el fin de poder recordarla.
Como un instinto fugaz, noté que estaban su campera y su bolso sobre una silla. Abrí su billetera lentamente, y agarré su documento de identidad.
Unos estertores llegaron a mi corazón, una lucidez como caída del cielo iluminó mi alma, y mientras la presión dentro de mí aumentaba, escuchaba la circulación de la sangre por dentro de mis venas.
La cédula de identidad no decía Gabriela, sino Lucía Miranda.

La agencia Snuffer había escuchado mi mensaje, y llegó esta mujer como si conociera toda mi vida.
Algo se apoderó de mí, agarré una cuchilla de la cocina, y como un instinto siniestro y voraz, la agarré de su pequeño cuello y usando la cuchilla como un fetiche sexual, la apuñalé desde la vagina hasta la garganta.
Quería detenerme, pero no podía.
La cuchilla entraba una y otra vez en su corazón.
Empecé a tener una erección y senti un placer como nunca antes había sentido.
Y por fin me detuve cuando logré la eyaculación sobre sus vísceras abiertas.
Tiré la cuchilla sobre la cama y me agarré la cabeza.

No podía creer lo que había hecho. Estaba mareado, sentía que en cualquier momento me iba a desmayar.
Había mucha sangre en la habitación y estaba bañado en ella. Salí de la habitación y en el comedor vi a Gastón sentado en una silla fumando un cigarro, con su gabardina negra y sus ojos pintados de muerte.

- Gastón, no entiendo lo que pasa, ah, ah, ah. ¿Cómo has entrado? Ah, ah, ay, ay, ay, Gastón, acabo de matar una mujer.

Estaba delirando y gimiendo como un animal herido, como si se viniera mi fin. Gastón muy cómodamente dejó el cigarro en el cenicero, se paró y sus palabras sonaron como si fuese el mensaje de bienvenida del infierno.

- Has optado por el camino correcto. En la vida existen solamente subordinados y subordinadores. Y has elegido estar del lado de los subordinadores.
- No entiendo. ¿De qué me estás hablando?
- ¿Qué es lo que no entiendes? La Humanidad es una enfermedad que hay que erradicar. El maldito humano es un demonio desde que nace. Por eso apoyo la pedofilia, como política de agarrar a los demonios más inocentes para anestesiar y complacer a los más adultos. Apoyo el snuff, porque ya que el hombre no tiene su propio depredador en la cadena alimentaria, el propio hombre tiene el deber de jugar el papel de su propio depredador. Por el sexo nacemos, por el sexo morimos. Y tú, este día has elegido ser el depredador, y no la presa. Es tu deber matar, mátalas a todas, y formá parte de un equilibrador de la sociedad. Debes matarlas a todas, porque si no lo haces ellas te matarán a ti.

- Pero, ¿por qué?
- ¿Qué esperabas? ¿Que hubiera un solo culpable? Ekiro está en todas partes, y cualquier mujer puede ser su avatar, cualquiera puede ser su poseída. Cada vez que se te acerques una mujer con ojos claros puede ser el mismo Ekiro que te esté contemplando.


Autor: Kain Spencer

Snuff

Una ventana donde todo puede ser visto, un lugar donde todo puede ser mostrado, sin limites ni pudor... cuantas fotografías por segundo circulan en las redes sociales donde habitas.
Cuando una cámara además de todo lo que nuestra enferma mente quisiera mostrar... es de alguna manera un instrumento de desahogo... es cuando comienzan aparecer la parte enferma de cada uno...
Que tal si uno aplicase la moral de Thomas de Quencey... y se empezara a formar cierta sensibilidad... hacia lo repugnante...
Existe una inclinación nata hacia el placer sobre lo prohibido y lo desconocido... si el umbral sobre lo prohibido comienza a aumentar a limites mucho mas sórdidos aun... es probable que ante nuestros ojos comiencen a aparecer ciertas cosas repulsivas, que iremos aceptando poco a poco y formando un paladar hacia imágenes nefastas....
Velorios y entierros comienzan a hacerse abiertos en fotos y videos... lentamente ya no queda claro el concepto de intimidad y discreción... cuando todo es publicado y establecido mediante las redes sociales...
Y uno puede decir... podemos estar a un lado del camino y coexistir... pues seria como ir mas lento... dado que las redes sociales y el Internet logra velocidades en la comunicación, e interrelaciones mucho mas veloces para los que quieren estar fuera de la nube.
Pues... bien ... el Snuff-movie... sea cierto o ficción, debe considerarse una forma de terrorismo informático...
Todas aquellas fotografías encontradas sobre pedofilia infantil en el año 2000 no era nada más ni nada menos.. Que trucos ensamblados con programas de diseños como Corel, Photoshop y otros...
Pero de alguna manera... al estar circulando esas fotografías... sean ciertas o no... es una forma de terrorismo informático o es quizás satisfacer las necesidades de ciertos grupos acaudalados como lo dice el estudio del periodismo en general.
Aquí expongo uno de los cuentos de mi autoría, donde muestra, una parafilia nefasta sobre crímenes sexuales ceremoniales y sectas... no está planteado el Snuff como una pornografía pero si tal vez como una parafilia establecida en muchos asesinos en serie, por otro lado quiero dejar un fragmento del escritor Thomas de Quencey... sobre su obra "El homicidio como una de las bellas artes"... debido a estos tres pilares:
1) Un cuento donde se narra el origen en antiguas culturas paganas
2) La leyenda de las películas Snuff que se muestra ante cámaras dicha ceremonia
3) Y un tratado filosófico donde se narra una sensibilidad creada sobre esas cosas...

A esas 3 cosas en acción en el canal de una red social... donde todo es visto en un segundo por millones de personas... va aparecer contenido de ese estilo... sea falso o verdadero a través del bombardeo informativo... nuestra sensibilidad será afectada, cuestionada y también cambiada.

 Thomas de Quincey
 El asesinato considerado como una de las bellas artes (fragmento)

"Cuando un asesinato está en el tiempo paulo-post-futurum-, esto es, cuando no se ha cometido, ni siquiera, de acuerdo con el purismo moderno, se está cometiendo, sino que va a cometerse -y llega a nuestros oídos, hemos de tratarlo moralmente por todos los medios. Supongamos en cambio que ya se ha cometido y que podemos decir de él: “tetelestai”, está terminado o (con el dimantino verso de Medea) “eirgastai”, hecho está, es un fait accompli; supongamos, a continuación, que la pobre víctima ha dejado de sufrir, y que el miserable que le ha dado muerte se ha esfumado y que nadie conoce su paradero; supongamos, finalmente, que hemos hecho cuanto estaba a nuestro alcance al estirar las piernas y correr tras el fugitivo, aunque sin éxito -abii, evasit, excessit, erupit, etc-llegados a este punto, ¿de qué sirve la virtud? Bastante atención le hemos dedicado ya a la moral; le ha llegado el turno al gusto a las bellas artes. (...) 
El asesinato, en casos comunes, donde la simpatía está enteramente dirigidas al caso de la persona asesinada, es un incidente de horror tosco y vulgar; y por esta razón, que arroja el interés exclusivamente sobre el natural pero innoble instinto por el cual nos aferramos a la vida; un instinto, el cual, al ser indispensable a la primera ley de auto-preservación, es el mismo en tipo (aunque diferente en grado), entre todas las criaturas vivientes; este instinto, por tanto, a causa de que aniquila todas las distinciones, y degrada la grandeza de los hombres al nivel del “pobre escarabajo que pisamos”, exhibe la naturaleza humana en su más abyecta y humillante actitud. Tal actitud sería poco conveniente a los propósitos del poeta. ¿Qué debe entonces hacer? Debe dirigir el interés sobre el asesino. Nuestra simpatía debe estar con él (por supuesto quiero decir una simpatía de comprensión, una simpatía por la cual penetramos dentro de sus sentimientos, y los entendemos, no una simpatía de piedad o aprobación). En la persona asesinada, toda pelea del pensamiento, todo flujo y reflujo de la pasión y de intención, están sometidos por un pánico irresistible; el miedo al instante de la muerte lo aplasta con su mazo petrificado. Pero en el asesino, un asesino que un poeta admitiría, debe estar latente una gran tormenta de pasión -celos, ambición, venganza, odio-- que creará un infierno en él; y dentro de este infierno nosotros miraremos."

Nota del editor:  El cuento al que hace referencia el columnista en esta entrada, fue subido en una entrada independiente, al que se puede acceder en el siguiente enlace: Snuff, la sexualidad del futuro
Gracias


Autor: Kain Spencer
 

lunes, 16 de enero de 2017

Post-Punk

El post-punk es un género iniciado a finales de la década del 70, por bandas que lentamente se separaron del punk tanto musical y estéticamente como por los temas que trataban sus letras. La incorporación de sintetizadores y la priorización del bajo, fueron los puntos clave para que el género se separase de sus orígenes punk y se formase algo diferente a lo habitual. Este género derivó luego en muchos otros, como el Gothic Rock, Rock Alternativo, New Romantic e Industrial. Se dice que la primer banda en ser llamada de esta forma fue Siouxsie & the Banshees, el reconocido crítico musical Greil Marcus de la revista Rolling Stone llamó a esta banda "post-punk pop avant-garde Británico" en un número de 1980, y extendió el término para referirse a bandas como Gang of Four, The Raincoats y Essential Logic.

Las bandas más reconocidas de este género son: Joy Division, The Sisters of Mercy, Siouxsie and the Banshees, The Cure, Bauhaus, The Fall, Gang of Four, The Raincoats, Essential Logic, The Sound, The Birthday Party, The Psychedelic Furs, The Lords of the New Church, Killing Joke, UK Decay y Sex Gang Children (entre otras)

Mientras tanto en Estados Unidos, a las bandas que experimentaban de esta forma se les llamó No Wave, conformado por bandas como Sonic Youth, Mars, Teenage Jesus and the Jerks, James Chance and the Contortions y DNA.

El movimiento tuvo momentos de gran popularidad pero duró pocos años, pues bandas como Siouxsie and the Banshees, The Cure y Bauhaus inciaron
rápidamente lo que se conoce como Gothic Rock, mientras que The Sisters of Mercy fue de las primeras bandas de Darkwave por el uso del famoso Doktor Avalanche (la máquina de ritmo), bandas como Gang of Four se convirtieron a un estilo New Wave (un estilo más “pop”) y otras generaron el Rock Alternativo.


Incluso bandas del estilo New Romantic, que se asocia generalmente con el synthpop y la estética "glam" tuvieron en sus inicios (antes de que el género alcanzase la popularidad de mediadios de los 80's) un estilo que se puede llamar post-punk. Por ejemplo Adam & the Ants, Ultravox, Gary Numan, Tubeway Army, John Foxx, Human League, Soft Cell, The Associates, B-Movie, China Crisis y Visage. Incluso Duran Duran, quizás la banda más reconocida de NR, en su disco debut contenía guitarra y bajo acompañando al teclado...

A nivel local la corriente comenzó de manera tardía, a mediados de la década del 80. El motivo fue que durante la dictadura militar que vivió nuestro país antes de esa fecha, la cultura estaba estrictamente controlada por el régimen.
Las bandas que se pueden considerar dentro del movimiento son RRRRRRR, Los Traidores (aunque su primer disco, “Montevideo Agoniza” es más cercano al Punk que al Postpunk), Los Estómagos, Zero, La Celda, ADN y Los Gallos Humanos



Autor: Jedah Voul Thur

5 años...

5 años...
Uno de los primeros errores que cometió la Humanidad, fue encasillar y comenzar a medir el tiempo de acuerdo a estrictas reglas de continuidad matemática.
Es sabido que en realidad el tiempo es una fuerza cuya percepción varía de acuerdo al estado del observador.
No es lo mismo 5 años para quien está atravesando una etapa de alegría que para quien se encuentra en una profunda depresión. Para aquellas almas que están siendo torturadas en el Infierno, 5 años pueden resultar eternos.

Esta entrada no es una excusa victimizante en la que les explicaré lo que viví en este tiempo, quienes son cercanos a mi, ya saben lo que me sucedió. Tan sólo diré que me encontré en un espiral descendiente de profunda agonía, en la que me perdí a mi mismo. Pero el año pasado -2016- comencé a recuperarme.

Es curiosa la capacidad de recuperación del espíritu humano, como somos capaces de escalar los más profundos precipicios y salir aireantes, más fuertes que nunca. Y es maravillosa la magia cuasi necromántica que tienen algunas criaturas para revivir sentimientos perdidos, amor, esperanza, deseo...

5 años...
Y ya no me reconozco, definitivamente no soy el mismo que escribió el primer número de Thanatus Lumina con mil sacrificios. Aquel que contempló su creación con orgullo, que dio vida a este blog lleno de ilusiones y alguna que otra agradable sorpresa.

Sigo manteniendo un profundo interés por la comunidad gótica, me sigue definiendo el término y mi conocimiento no ha sino incrementado.
He incursionado en nuevas tendencias que tienen un fuerte vínculo con el movimiento, he experimentado cierto método de sexualidad alternativa, me he sumergido en una rica comunidad under, mantenido nuevas discusiones, conocido personajes, reflexionado sobre tendencias, filosofía y estética y por sobre todas las cosas... la vida no deja de sorprenderme. Pretendo plasmar todo esto, y más en continuas entradas en este blog.

Thanatus Lumina nunca fue un proyecto unipersonal a pesar de que así lo aparentó, fue resultado de una metodología de trabajo que no funcionó como esperaba. Hoy, cuento con más herramientas, y nuevas ideas que pretendo aplicar para que este proyecto alcance el nivel que siempre soñé... hace 5 años. Los columnistas se irán acercando, lo se

5 años puede pasar tan rápido como un pestañeo, o aparentar ser una eternidad...
Quizás, en el siguiente lapso, "Thanatus Lumina" se convierta en un referente de conocimiento sobre la comunidad gótica nacional. O se sumerja para siempre en las tinieblas, el futuro es impredecible, pero es es justamente lo que lo vuelve tan divertido ¿verdad?

martes, 9 de julio de 2013

Nueva mecánica

Ya pasó más de un año del lanzamiento del primer número y el proyecto está muerto... por eso quiero hacer uso de mis poderes nigrománticos para revivirlo en un formato diferente.
Ya no se tratará de una revista electrónica sino de un blog, de esta forma será más fácil subir el material y agrega un plus... la multimedia. El medio elegido anteriormente era el ideal en su momento, y considero que el elegido actualmente lo es para el presente.
Comenzaré por subir los mismos artículos que ya salieron en el primer número, editados para este medio. Luego proseguiré con aquellos que estaban prontos para el segundo número (que nunca salió a la luz) para posteriormente comenzar a escribir nuevo material.

Espero el mismo apoyo y atención que recibí en la etapa anterior, en esta nueva.
Desde ya, muchas gracias

lunes, 19 de noviembre de 2012

Reunión por Diseño

Ayer en reunión con Marin, O-Ichi, Suigintou, Mina y N. se plantearon muchas mejoras para el diseño. El segundo número va a ser un cambio radical en ese aspecto, espero les guste. Hoy subiremos un preview del mismo

viernes, 16 de marzo de 2012

Segundo Número

Ya estamos trabajando en el segundo número. Si te gustó el primero, el segundo te va a encantar y si el primero te dejó gusto a poco... el segundo te va a empachar ;-)
Fecha tentativa: Junio 2012